Diario de 1926, de Robert Walser

Editado por La Uña Rota, este libro recoge las impresiones de Walser un día cualquiera de 1926

O puede que ni siquiera ocurriera en 1926… o puede que ni siquiera ocurriera. Poco después, en 1929, Walser ingresaba voluntariamente en un manicomio y se hundía en el silencio.

Es Walser uno de los autores más originales (y a ratos geniales) del siglo XX europeo. Este diario, traducido por Juan de Sola, acompaña a Walser por un paseo, su actividad favorita, mientras rememora el tema de cierta viuda a la que visita y que le ayuda económicamente o el de una mujer llamada Erna o el de su propia literatura, tema, finalmente, principal de esta breve obra.

¿Cómo es recibida mi obra? ¿Cómo soy visto yo? ¿Qué sentido tienen mis palabras en un mundo en el que, lo único que puedo dar (mis versos) es insuficiente para mantenerme materialmente vivo: para comer, dormir caliente, no mendigar?

Texto breve, enloquecido e irónico, es un magnífico ejemplo de hasta que extremo puede llevar una literatura demasiado empeñada en existir, en pervivir, aun cuando carece de un tema que expresar. Porque sí, aquí lo que tenemos es a un Walser ya enloquecido dando rodeos sobre diferentes temas sin terminar ninguno y tratando de demostrarnos que está ahí, hablando todavía… aunque nadie escuche.

Un libro que se recorre con cierta alegría, pero con cierto desconcierto y que, en cualquier caso, vale para acercarnos una vez más al que es, ya lo hemos dicho, uno de los escritores más geniales del siglo XX europeo.

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