Bandoleros, malhechores, forajidos, criminales… Así se les llamó a las personas que huyeron a la montaña para continuar peleando contra la dictadura de Franco tras la victoria de éste en la Guerra Civil.
La palabra «maquis» procede del francés, de macchia, que alude a un campo de matorrales. No hay mejor definición: sobrevivieron y guerrearon entre matojos, en multitud de ocasiones en unas condiciones infrahumanas. Algunos se quedaron, pero muchos escaparon a Francia cuando dieron por perdida la batalla, y desde allí continuaron, se unieron a la resistencia o se buscaron la vida. Los dos últimos fueron abatidos en 1957.
En Maquis y otras resistencias antifranquistas (Pinolia, 2023), un libro coordinado por Rubén Buren, se parte de la cuestión de los maquis para estructurar todos los movimientos de resistencia que, de una forma u otra, se opusieron a la dictadura de Franco a lo largo de los años.
El libro se abre con ellos, pero concluye con las revueltas estudiantiles de los años sesenta y el terrorismo del FRAP; sin olvidar el movimiento católico, el monárquico y las revueltas en las prisiones. Una recopilación de textos tan heterodoxos como lo fue toda aquella lucha.
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