Biblioteca de Clásicos del siglo XXI de Clave Intelectual

La lucha por re-prestigiar las humanidades y la filosofía y, a través de ellas, el pensamiento crítico es una de las más silenciosas y, sin embargo, más necesarias de este siglo XXI.

Por eso, iniciativas editoriales como las de Clave Intelectual, que acaba de poner en marcha una Biblioteca de Clásicos del siglo XXI, deben ser aplaudidas no solo como valientes -que sin duda es un gesto editorialmente valiente-, sino sobre todo como necesarias: para la sociedad y para la democracia.

Traer a la contemporaneidad el pensamiento de algunos de los autores más importantes del último medio siglo es necesario para mostrar y demostrar que las humanidades no son solo piezas de museo, que el pensamiento “clásico” no acabó con la caída del Imperio romano y que, en suma, es necesario pensar con quienes pensaron para ser un ciudadano compleo.

Obrar mal, decir la verdad

El título elegido para abrir la colección no podía ser más acertado, en este sentid. “Obrar mal, decir la verdad”, de Foucault, subtitulado “La función de la confesión en la justicia”, es un curso dictado por Foucault en la Escuela de Criminología de la prestigiosa Universidad Católica de Lovaina.

El curso se centró en discutir el posicionamiento, aún hoy muy vivo, entre quienes abogaban por un código penal basado en el revanchismo y la mano dura y quienes, como Foucault, abogaban por un código penal humanitario y orientado no solo a la reinserción, sino de alguna manera al perdón.

Pero Foucault va mucho más allá y el libro se convierte en un interesante ensayo sobre lo heterodoxo, pecaminoso y desde luego peligroso que es, en según que circunstancias, decir la verdad.

Como bien apuntan desde la editorial, de Gran Hermano hasta el último reality show de tv, el ‘confesionario’ y, por ende, la confesión decir “las verdades”) se ha convertido en un gesto contemporáneo, muy aplaudido incluso cuando la verdad es solo una ristra de datos falsos.

En medio de un paradigma reputacional que aplaude y ensalza el ‘ser auténtico’ o el ‘ir de frente’, podemos decir con Foucault que ambas cualidades solo se valoran, sin embargo, cuando hay en ellas algo de inmoral o de perverso. Lo que ahora se llamaría ser “políticamente incorrecto”. De manera que, más que la verdad, parece ensalzarse cierta capacidad para epatar en una sociedad que apenas se epata ya por nada. ¿El riesgo? Acabar poniendo el foco no sobre quienes dicen la verdad, sino sobre quienes gritan su mentira. Aunque no estén “locos”.

En este curso fundamental, Foucault rastrea el origen helénico y cristiano de esta obligación de decir la verdad sobre uno mismo, del ideal de la ‘autenticidad’ y nos muestra sus sombras, sus engaños, sus peligros y su conexión esencial con un poder que nos oprime sin necesidad de usar la violencia física.

Los herederos

No menos interesante es el debate que plantean Pierre Bordieu y Jean-Claude Passeron en “Los herederos”. Y no menos importante. Se trata, en suma, de averiguar cómo se relacionan Cultura y Poder. Y de cómo el segundo determina la primera.

Basándose en un riguroso estudio de campo, los autores tratan de resolver una cuestión fundamental: ¿La escuela y el sistema educativo contribuye a crear individuos autónomos y a fomentar la igualdad o, por el contrario, reproducen a pequeña escala y ya desde la infancia las desigualdades y las injusticias que imperan en la sociedad adulta?

Otra pregunta interesante que trata de resolver este libro es hasta qué punto ya desde la infancia se va produciendo una segregación y una creación de relaciones (y por ende una Cultura) en quienes poseen riquezas y los desposeidos.

En este texto polémico y vibrante, Bourdieu y Passeron muestran las marcas de sumisión y obediencia que todas las instituciones educativas
occidentales producen en los “futuros ciudadanos”.

Un libro fundante para la sociología de la educación e imprescindible para cualquier persona interesada en la actual crisis educativa.

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