Ryszard Krynicki nació en Austria en 1943, pero se mudó a Polonia después de la Segunda Guerra Mundial. Es poeta y traductor, miembro de la New Wave de Polonia. Su trayectoria vital y literaria está fuertemente marcada por su activismo político: en los años 70 y 80 participó en el movimiento de oposición contra las autoridades comunistas de la República Popular de Polonia.
Más tarde fue el signatario de la Carta del 59, una reacción de los intelectuales polacos contra los cambios antidemocráticos en la Constitución, lo que llevó a la prohibición oficial de sus obras entre 1976-1980. En 2015 recibió el Premio Literario Internacional Zbigniew Herbert como reconocimiento a sus obras de poesía.
«Piedra, escarcha» (Vaso Roto, 2022) es su primer libro traducido al castellano, en edición bilingüe y traducción de Abel Murcia y Katarzyna Moloniewicz.
La poesía de Ryszard Krynicki está marcada por unos versos descriptivos, que rara vez giran hacia la reflexión racional. Son poemas creados con impresiones breves y espontáneas, sencillas, con un lenguaje que busca más la precisión que lo retórico, si entendemos por tal un lenguaje que acumule imágenes, símbolos, metáforas.
Hay, sí, algo de Celan en Ryszard Krynicki, con quien a menudo se le ha comparado. Pero el autor polaco es más descriptivo. Muestra una obsesión por captar el momento que fluye y fijarlo en unos poemas que, por ese celo con que persiguen el instante, tienen también el eco Zen de los Haikus, aunque sin la pincelada de irracionalidad de aquellos.
Poesía del silencio, pero sobre todo poesía de la fugacidad, del desesperado intento por retener lo que la vida se niega a dejarnos para siempre. En ese sentido, también poesía en el y del tiempo.
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