El arcoíris de la evolución: Diversidad, género y sexualidad en la naturaleza y en las personas

Capitán Swing ha publicado recientemente este ensayo de Joan Roughgarden. Publicado originalmente, en 2013, el libro trata de poner luz sobre el debate en torno al sexo, el género y la sexualidad en un momento de gran debate en torno a estos conceptos e ideas.

Joan Roughgarden es una reputada bióloga, autora de cinco libros y de más de un centenar de artículos académicos sobre la cuestión. Transexual ella misma, es además doctora en biología por Harvard y egresada en Filosofía.

Su formación no es asunto menor porque el enfoque de Roughgarden es eminentemente evolutivo. Su propuesta de la selección sexual -siempre tan polémica ya desde su esbozo por Darwin-, es la que fundamenta el libro, que realiza un recorrido sobre la diversidad de género y la sexualidad desde los peces y los reptiles hasta llegar a los mamíferos superiores. Y, por supuesto, a las personas.

El aspecto nuclear de la tesis de Roughgarden es que la diversidad no es un aspecto cultural, que afecte solo a la sociedad humana, sino que está causada por la acción de genes y hormonas que afectan a nivel biológico, de manera que en el caso humano las personas llegan a diferir entre sí en todos los aspectos, tanto corporales como de comportamiento.

Queda para los más formados en biología rebatir, o no, su posicionamiento respecto a la teoría de la selección sexual de Darwin, a la que Roughgarden somete a una enmienda si no total, sí lo suficientemente amplia como para provocar un importante debate.

Desde su punto de vista, y de manera muy resumida, la feroz batalla por el apareamiento propugnada por Darwin no se sostendría en una realidad donde, si bien la biología ha intentado agrupar la diversidad en solo dos géneros, existe toda una variedad de diferencias y acercamientos a la sexualidad, a todos los niveles (los arcoíris) que en toda la naturaleza se puede hablar de identidades sexuales flexibles, que no se ajustan a las definiciones estándar.

Y aquí es donde se produce el debate, entre quienes sostendrán que la lectura de Roughgarden es una lectura a posterior, e ideologizada, de la naturaleza -es decir, que trata de adaptar esta a una teoría preconcebida- y quienes consideren lo contrario, que hasta ahora se había mirado la naturaleza en términos binarios porque la ideología dominante era binaria, pero que una liberación cultural permite mirar también la naturaleza con nuevos ojos. Cabe recordar, en cualquier caso, que hace ya mucho que la ciencia rehusó ser una respuesta definitiva y neutra para los problemas del mundo, limitándose a ofrecer teorías plausibles y falsables, y por ello abiertas siempre a discusión. Señalamos esto porque en una disputa entre paradigmas científicos, salvo crisis de gran calado y como decíaKuhn, la que respete el statu quo será la que sea tenida por cierta, sea más veraz o no.

Si el trabajo de Roughgarden viene a demostrar que algo se mueve en ese statu quo, permitiendo infiltraciones incluso en aquello que parecía más sólido, bienvenido sea.

Un mundo natural sexualmente variado

El libro de Roughgarden cuestiona, por lo tanto, un gran número de conceptos tanto científicos como médicos, entre ellos la existencia de un gen que convierta en homosexuales a las personas, o el de otro gen que convierta a las personas en egoístas y a los individuos en meras piezas en una lucha salvaje por la supervivencia -una lectura del darwinismo política e interesada.

Si lo anterior lo aborda desde su posición como bióloga, el libro no está exento de crítica social e histórica, es decir, filosófica. Roughgarden señala cómo han sido muchas las sociedades que a lo largo de la Historia han tenido comportamientos tolerantes hacia la diversidad sexual, criticando así, por un lado, la idea de un progreso lineal de la historia -y de algún modo ajeno al esfuerzo humano- y por otro, la idea de que la diversidad sexual sea una moda de la posmodernidad, algo así como un cliché de última hora entre los más jóvenes -la autora está empezando su séptima década-: el debate puede ser nuevo, parece decir la autora, porque hasta ahora no había libertad para llevarlo a cabo en público, pero la diversidad sexual y de género es tan antigua como el ser humano.

Las diferentes iglesias cristianas, pero especialmente la católica, son también diana de sus reflexiones. Mostrando una importante cultura hermenéutica, la autora desgrana diferentes pasajes bíblicos donde se llama a los fieles a la tolerancia y el respecto hacia los diferentes y propugna una religión que no aleje a los diversos sexuales o de géneros.

Si lo importante para poder debatir -y ser libre y un ciudadano útil a la propia comunidad- es estar formado e informado, el libro de Roughgarden se nos muestra como una obra fundamental para poder entender, comprender y opinar sobre el debate en torno al género y el sexo en el que las sociedades occidentales están inmersas en los últimos años.

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