Vidal tenía que morir (Carpe Noctem, 2021) es una novela de amor y, a la vez, una novela negra. Pero también nos habla de la pasión por las historias y por la literatura.
Comienza cuando Guillermo Gimeno pierde a su padre y en el tanatorio recibe, de boca del familiar de otro fallecido, lo que él, periodista aburrido y escritor sin obra, considera el germen de una novela.
Remedo del Marlowe de Chandler, el narrador y protagonista, tratará de desentrañar, mientras su vida privada se desmorona, las razones de la extraña muerte de Vidal, asesinado por un hombre con el que en teoría no guardaba ninguna relación: Santiago Torres, marido de la misteriosa Carlota Valdés.
La realidad, sin embargo, se le mostrará a Guillermo más sencilla y más profunda a la vez. Y al tiempo que desvela los secretos de Carlota y los de su propia familia descubrirá que la historia que él debe y quiere contar es otra muy distinta.
De su segunda novela hablamos con Juan Novo, escritor y periodista de A3 noticias.
Entrevista con Juan Novo
¿Cómo surge la idea “Vidal tenía que morir”?
Quería escribir la historia de un antihéroe que buscase el éxito y encontrase el éxito más personal, más intrincado en el alma, más llevado a la inquietud personal y ajena a lo que llamamos “éxito social”. Guillermo se encuentra con la muerte de su padre y eso, paradójicamente, le supone un despertar. Esa reflexión siempre la he llevado dentro desde el rápido fallecimiento de mi padre. Sí, me dio más vida, me impulsó y creo que puede impulsar y hacer crecer una persona cuando es realmente consciente que la vida está casada con la muerte.
Uno de los elementos clave de la novela es el homenaje a la novela clásica, ¿cómo se consigue hacer ese homenaje sin caer en los tópicos?
Gracias por el cumplido. Lo que hice es no volver a leerlos, no citar lo que podría haber leído mientras escribía la novela, sino lo que recordaba de aquellas lecturas. Quería hablar de Chandler, de su supuesta novela negra, que es una novela social, y de Galdós, que es una supuesta novela costumbrista pero que también es una novela social. Esa esencia es lo que me quedó de ambos, y no quise revisar sus novelas, sino reflejar en el protagonista lo que me había quedado a mi como lector, de sus novelas. Sin esnobismos, puras sensaciones y recuerdos. Por cierto “El Padrino”, que también cito, también es una historia social. Política, diría yo.
Otra clave es el hecho de “contar historias”, que es un hecho central para muchos personajes y para la trama. Técnicamente, ¿cómo de difícil es elaborar una obra con tantas historias dentro?
Me costó mucho, pero cuando te acercas a un reto de escribir, de dar la “turra” a la gente, piensas: si yo me divierto, ellos se divierten. Así que me arriesegué en cruzar historias, arriesgando y jugando pese a que ese juego a veces sea desesperante sobre el terreno, sobre el papel. En ese sentido, tuve ayuda a “posteriori”, con las galeradas. De amigos y de mi editor… ¿Difícil? No sé, creo que la palabra es arriesgado: dar más de ti para dar más al lector.
El protagonista, Guillermo, es un periodista, fracasado en varios frentes, que ve en la literatura su ancla de salvación. ¿Se romantiza desde el periodismo la tarea del escritor? ¿Hay mucho escritor oculto entre los periodistas?
Wolfe decía que todo periodista es un escritor frustrado. Hay parte de verdad. Contamos historias breves condicionadas por la realidad, sin la libertad de inventar o de imaginar. Creo que sí. Al menos en la facultad, así lo veía. Yo he aprendido de muchos compañeros. Lo que me preocupa, sinceramente, es que actualmente, por lo que veo, hay poco amor y conocimiento de la literatura por parte de los nuevos periodistas. El otro día pregunté en la redacción quien era Capote y ningún joven los sabía. Nada sobre “A sangre fría”. No disimularon. Pregunté quién era Manu Leguineche y el silencio fue un latigazo insolente. Eso pasa y no puede pasar. Creo que los románticos estamos en decadencia. Ahora el periodista es más práctico.
La propia labor periodística tiene su importancia en el discurso de Guillermo. Hay una cierta mirada desengañada hacia la profesión. ¿Compartes su discurso?
A veces sí o a veces no. ¿Comparte un juez que la justicia está mal? Depende de su experiencia personal. Lo que pasa es que tenía que situar al protagonismo en el fracaso. Y claro, él tiene ese rencor de haber fracasado. Creo que todos los periodistas, abogados o jueces, si les va mal miran debajo de las faldas de su profesión para justificar su fracaso. Y debajo de las faldas puede haber cosas feas, muy feas, y puede que su mirada, la de Guillermo, sea acertada, pero con un punto de rencor, de rabia, que es poco constructiva aunque sea lógica. Hay que entenderle: él ha sido defenestrado y esputa flemas contra el periodismo que son parte verdad aunque también exageradas. Pero lo importante, a mi juicio, es que se purga a través de la literatura, del recuerdo de sus lecturas y de la ambición de la escritura. Porque la literatura purga, limpia, es salvadora, es luminosa. La literatura desintoxica.
Esta es tu segunda novela, ¿cómo se vive, ya con experiencia, el proceso de, una vez lista la novela, lanzarse a la promoción, la venta, las presentaciones? ¿Hay hueco para la narrativa española entre los libreros y el público?
No te queda otra que vivirla con pasión y con fe. Hay que defender el texto, tu historia. Y también te produce muchas satisfacciones. No solo las presentaciones sino la conexión con el lector y sus opiniones. La novela se convierte en algo multiforme, con muchas miradas. A mi me resulta gratificante conocer las opiniones y, como soy una persona social, me “presta” que diría un asturiano. En cuanto al hueco para la narrativa, yo creo que si, aunque es más una pregunta para ellos: editores y libreros.
Y desde el medio editorial, ¿es difícil para un escritor, fuera de los grandes sellos, convencer a un editor de apostar por su obra?
En mi caso fue relativamente sencillo. Buscaba una editorial que cuidase el texto. Con Carpe Noctem me resultó fácil y a la vez muy trabajado. Con grandes sellos no he tenido experiencia.
Vas en breve a la feria a firmar. Además de tu obra, ¿qué otros libros nos recomiendas?
Voy a ser un poco típico y tópico. Me gustó mucho “El infinito en un junco” de Vallejo y “Volver la vista atrás” de Vásquez. Esos dos de este año. Luego un clásico de este siglo que siempre recomiendo: “Middlesex” de Eugenides.
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