Aunque hay quien dice que todo texto debe ser juzgado por sí solo y sin atender a condicionamientos externos, yo soy de los que piensa que no existe la escritura sin escritores, ni escritores sin contexto. Por eso, lo primero que quiero destacar de “La ciudad sin judíos” (Cátedra, 2016) es su carácter profético.
Escrita en 1922 esta novela no es sólo que adelante la shoah, es que nos viene muy bien para entender a Donald Trump, cien años después de su escritura. Beattauer nos cuenta como en la Viena muerta de hambre de después de la Primera Guerra Mundial las masas se echan a las calles identificando con sus gritos a los que ven claramente como culpables de su situación: los judíos.
Guiados por un grupo de fanáticos antisemitas, consiguen llegar al poder y aplicar una ley antijudia que vacía la ciudad de este grupo. El resto, se podría decir que es, casi, historia.
Historia de ayer y de hoy como decía, porque si cambian a los judíos por los mexicanos y a los líderes antisemitas por un racista de tupé platino, la narración no nos queda tan lejos ni parece, otra vez, tan fantástica.
Bettauer consigue, además, desarrollar su historia de una manera muy coherente y lógica, de manera que lo que planteaba ser una distopía, queda hoy como una visión de la Europa de entreguerras (donde los pogromos y las matanzas de judíos no se limitaron a la Alemania nazi ni mucho menos) y como una metáfora de la sociedad que nos espera, si no conseguimos pasar por encima de nuestros peores instintos
Una magnífica novela que inaugura la Biblioteca Cátedra del siglo XX.
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