“La economía tiránica”, de Jorge Polo

Hablamos del Nº1 de nuestros Cuadernos de Mundo Crítico que lleva por subtítulo el de: Sociedad mercantilizada, dictadura financiera y soberanía popular

Como el propio autor, Jorge Polo Blanco, explica en el libro, esta obra no recorre los caminos de toda o de cualquier economía, sino de una muy concreta: la que denomina una economía tiránica; término roussoniano con el que se refiere al hecho, por lo demás incontestable, de que la economía lo haya colonizado todo, convirtiéndose más que en una ideología, en una teología. De ahí el otro calificativo que frecuentemente Jorge Polo, el autor, le asigna a la economía: el de sacrosanta.
El primer capítulo de La economía tiránica (Carpe Noctem / Cuadernos de Mundo Crítico, 2015) está dedicado, de hecho, a establecer cómo, aunque en muchas ocasiones no nos demos cuenta, la economía neoliberal funciona como una teología que se sitúa por encima del debate político y que cuenta, incluso, con su propio cuerpo sacerdotal: unos economistas que hablan a los fieles como si la ciencia económica fuera una ciencia exacta y como si el camino a seguir, en cada momento de duda, sólo pudiera ser uno.
“Y, a pesar de todo lo ocurrido desde 2008, la fe se mantiene viva. Cayó el sistema financiero, pero la verdad de los dogmas económicos no llegó a ponerse en cuestión. Incluso en medio del marasmo serán capaces de argumentar que la doctrina no ha fallado, puesto que ella siempre ha sido indubitablemente certera. Incluso bajo los tremendos efectos sociales de la catástrofe sostendrán sin rubor que su sistema teórico en absoluto ha quedado desmentido. Muy al contrario, ellos serán capaces de argüir que es el propio mundo de los hombres el que ha resultado irremediablemente imperfecto a la hora de adaptarse a las exigencias de dicha racionalidad económica”, dice Polo Blanco.
Desde esta premisa de la economía neoliberal convertida en religión, el autor avanza en su argumentación a través de una triple vía. La primera, antropológica, para demostrar lo que denomina la “exoticidad”, es decir, la completa anomalía que supone en la organización de la convivencia humana el sometimiento de todas las relaciones sociales, personales y económicas a lo que los economistas denominan las “reglas de mercado”. Y sobre todo, el fraude teórico que supone asegurar que, en términos humanos, ese “mercado” existió siempre cuando lo cierto es, dice Polo, que se trata de una realidad moderna y contemporánea.
El siguiente capítulo del libro lo dedica el autor, de hecho, a establecer cómo y por qué fue estableciéndose la hegemonía de una propuesta económica que, en sus inicios, era sólo una entre muchas y que, sin embargo, ha terminado convirtiéndose en un modelo hegemónico y sólo criticado desde los márgenes de la sociedad.
Dentro de ese proceso de asentamiento hegemónico, juega un papel importantísimo, apunta Polo Blanco, la identificación entre democracia y liberalismo que comenzó a establecerse en la lucha contra los fascismos en los años treinta y que ganó mucho peso, sobre todo, durante las décadas que duró la guerra fría. A desmontar lo que él considera un mito —la idea de que no puede haber una verdadera democracia sin un mercado liberalizado— dedica por entero el capítulo cuatro de esta obra. Mientras que el siguiente, el quinto, establece la existencia actual de lo que el autor denomina un “fascismo financiero”: la idea de que cada vez más decisiones importantes son arrebatadas de las manos de los ciudadanos en nombre de una supuesta tecnocracia que es la única capaz de tomarlas o, peor aún, en nombre de una libertad de mercado que impide que cualquier decisión pueda ser tomada.
Esto supone como se explica en el último capítulo del libro, el sexto, el triunfo de una mentalidad —la mentalidad de mercado, la llama Polo Blanco—que lo ha copado todo, determinando no sólo las relaciones económicas de los hombres y las sociedades, sino también la autocomprensión, las relaciones amorosas y, en suma, toda nuestra existencia.
“La perspectiva económica, que todavía hoy es la perspectiva dominante a la hora de abordar casi todos los asuntos, acabó ensamblándose en una unidad coherente y omnicomprensiva, generando una visión del mundo vertebrada en todos sus marcos intelectuales y morales por rasgos economicistas y utilitaristas, pues «la mentalidad mercantil contenía nada menos que la semilla de una cultura completa» . Es importante comprender que la sociedad de mercado genera un estilo de vida, una imagen del mundo y una autocomprensión del ser mismo del hombre. Porque lo que tenemos delante no es sólo un sistema económico; no se trata solamente de un determinado modo de producción. Por el contrario, se trata de toda una visión del mundo que penetra casi todas las fibras morales e intelectuales del mundo de los hombres”.
El libro de Polo Blanco, en tanto en cuanto trabaja en el desmontaje de toda una mitología plenamente asentada —la neoliberal—puede ser entendido como una obra dentro de escuelas como la de la sospecha o la de la deconstrucción derridiana por más que, sospechamos, al autor tal asociación no le resulte muy grata, pues buena parte de sus cargas de profundidad, sobre todo en la última parte del libro, se dirigen precisamente contra escuelas como las mencionadas que inauguraron, en la historia del pensamiento, el periodo que suele denominarse “posmodernidad”.
En cualquier caso, un libro necesario para entender un poco mejor por qué nos cuesta tanto enfrentarnos a los mercados y a su ejército de portavoces.

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