Publicada por Algaida, “Plomo en las Alas ha recibido el VII Premio Policía Nacional.
¿De dónde le viene su interés por la novela negra? ¿Alguna vez pensó en dedicarse al derecho penal mientras estudiaba?
Como lector, mi interés por la novela negra siempre ha existido, pues es uno de los géneros que desde que empecé a leer más me ha gustado. Sí, eso es cierto. Ahora bien, como escritor, es decir, desde ese momento en el que uno empieza a intuir – a sospechar, a imaginar – que puede escribir una historia que guste a los demás, me decanté por este género cuando llegué a una conclusión. Bastante triste, por lo demás: y es que hay cosas muy turbias en nuestra sociedad que solamente se pueden contar por medio de la ficción. O sea, que no puedes hablar de ellas en un reportaje, en la radio o en un artículo periodístico (yo, en aquel entonces, era articulista de prensa local) porque eso te va a carrear terribles consecuencias con muchas personas o Instituciones implicadas en esas cosas que tú denuncias o señalas (dígase demandas judiciales, problemas laborales, vacío social en tu ciudad…). Bien. Eso es sí y no podemos cambiarlo, como diría el inspector Benegas.
Por el contrario, si denuncias esos mismos hechos, pero bajo el paraguas de la ficción, de una novela inventada, pues entonces no ocurre nada. Antes al contrario, diría yo; pues lo ficcional (aunque todo el mundo sepa de lo que estás hablando) y literario conlleva que lo que cuentas es producto de tu imaginación, de tu total invención; eso es evidente. Así que, si alguien se da por aludido, en realidad, lo que está haciendo es retratarse y darte la razón en esa denuncia social que siempre haces cuando escribes novela negra.
Y respecto a la segunda parte de la pregunta, pues, lo cierto, es que cuando estudiaba Derecho, el Penal era una de mis asignaturas preferidas, pero nunca tuve en mente dedicarme al ejercicio de la profesión, a defender a alguien en los tribunales; no. A mí me gustaba más el aspecto teórico del Derecho. Es más, durante unos años fui profesor de Filosofía del Derecho. Así que, ya ves, nada que ver con la práctica
jurídica. Siempre me ha gustado más filosofar y estar un poco en las nubes, ja, ja.
¿Cuáles son sus referentes en este tipo de literatura?
Vamos a ver, cuando uno empieza a medio esbozar su primera novela siempre quiere creer que se inspira en los mejores y que va a estar, más o menos, a su altura. ¡Menuda sandez, ¿verdad?!
Yo, respondiendo a tu pregunta, y esto es algo que dejo bien claro desde esa primera novela (“Benegas”, Edit. Almuzara, 2009) siempre me he inspirado en dos corrientes fundamentales: por una parte, la novela negra mediterránea, representada por autores como Vázquez Montalbán, en España, Andrea Camilleri en Italia, o Petros Markaris en Grecia.
Y por otro, sobre todo para la caracterización psicológica y la ambientación de determinados aspectos, en la corriente nórdica; no tanto leyendo a los archiconocidos escritores de best-seller, sino profundizando en otro tipo de autores como los suecos Per Wahlöö y su esposa Maj Sjöwall, o el danés Jussi Adler-Olsen.
“Plomo en las alas” se adentra en el mundo de la ingeniería genética, ¿cómo se ha documentado para escribir sobre un campo tan novedoso y poco conocido?
Esa ha sido una de las partes más complejas de escribir esta novela. Sí, lo reconozco. Tengan en cuenta que yo lo único que sabía sobre biotecnología o genética molecular es lo que puede saber un ciudadano medio que ve la tele – o sea, más bien poca cosa -; así que tuve que ponerme a estudiar (¡en serio, no es una frase hecha!) manuales básicos, conceptos generales, cuestiones más o menos complejas sobre las células y las enfermedades genéticas… Además, a la hora de plasmar esos conocimientos médicos y científicos en una novela, el escritor debe hacerlo de forma amena, didáctica, para que el lector lo entienda bien y le guste lo que está leyendo. Así que, tras estudiar Ciencias, luego consulté con expertos si eso que yo había escrito en la novela dentro de una trama literaria era correcto; si no había metido la
pata.
A veces, resultaba que lo que ya tenía escrito debía ser revisado, corregido. ¡Y vuelta a empezar! Así que, sí, ya te digo, esta parte de la documentación ha sido laboriosa. Pero no me importa en absoluto, porque yo siempre pretendo que las novelas del inspector Benegas estén muy, pero que muy documentadas; muy bien trabajadas. Que funcionen como el engranaje de un reloj, y que una página encaje y sea coherente con la siguiente, y con la siguiente, y con la que viene después. Es una manera de respetar al lector: darle el mejor trabajo literario posible.
¿Recurre usted a policías en activo para documentar la parte más técnica de sus novelas?
Evidentemente, sí. Pero no para la parte más técnica, sino para la parte más cotidiana, esa que refleja el día a día en una comisaría, la vida diaria. Eso es fundamental, porque le otorga veracidad y credibilidad a los personajes y a las situaciones. Por eso, cuando concluyo una novela negra, me gusta que la lean policías en activo. Sí, en efecto. Y también jueces y magistrados, porque aunque yo sea licenciado en Derecho y conozca más o menos cómo funciona la administración de justicia, siempre es mejor que te asesoren personas que son expertas en los intríngulis y vericuetos del proceso judicial.
¿Cómo ha evolucionado el inspector Benegas desde su creación en 2009?
Pues, quiero creer que al inspector le ha pasado como nos ocurre a todas las personas conforme van pasando los años, ¿no?: se ha hecho más reflexivo, más comprensivo con los absurdos comportamientos del ser humano; también un poco más descreído con todo lo que rodea al poder y las presiones e influencias que lo rodean… En definitiva, aunque ya en 2009 tenía un perfil bastante definido, sí es
verdad que tanto en “Sin Epitafio” (Algaida, 2015), como ahora, en “Plomo en las alas” el personaje ha ido ganando en profundidad psicológica y en los matices personales que le dan riqueza al mismo. Como, por otra parte, debe ser si uno quiere que su personaje vaya creciendo y evolucionando.
¿Qué hay de Francisco José Jurado en él y viceversa?
Supongo que algo habrá, claro. Al menos, ese extraño sesgo con el que uno ve la vida, ¿no? El humor con retranca, quizás. Sumémosle la absoluta certeza de que cada uno va a lo suyo y eres tú el que te tienes que sacar las castañas del fuego si quieres que la cosa vaya bien. O ese desapego e ironía para lidiar con algunos aspectos cotidianos. Eso supongo que también.
Además, al inspector le encanta Bambino, Las Grecas o ABBA, que es el tipo de música que yo suelo poner en el coche cuando voy conduciendo. Así que algo sí que nos parecemos, es verdad. Ha debido producirse un cierto trasvase.
En sus novelas suele mostrar abusos por parte de la élite hacia las clases más desfavorecidas. ¿Cree que la literatura es una herramienta útil de denuncia social?
Por supuesto que sí. Ya lo mencioné en la primera respuesta. La literatura es, hoy en día, la herramienta más útil para denunciar o señalar determinadas irregularidades de nuestra sociedad. Y dentro de la literatura, el género negro es el más apropiado para esto que digo. De hecho, la novela negra actual representa lo que en el siglo XIX fue la novela social, o realista. Si dentro de 100 años un investigador quisiera saber cómo era realmente nuestro mundo, nuestra sociedad, más que investigar en archivos o en
periódicos, tal vez antes debería leer este tipo de novelas.
¿Busca inspiración en casos reales cuando piensa en una nueva trama?
No necesariamente. Por ejemplo, en la primera novela (que consta de tres casos distintos que se entrelazan al final), pues sí es cierto que uno de ellos está inspirado en mi propia experiencia en el mundo universitario y sus chanchullos, endogamia, enchufismo y abusos (de todo tipo, ¡ojo!, no sólo los que estáis pensando, que también los hay de poder).
Pero tanto en “Sin epitafio” como en “Plomo en las alas” la trama principal que vertebra la novela no se basa en casos reales, sino completamente inventados. Aunque para alguna de las subtramas – procuro que cada novela tenga varias líneas argumentales, es algo que gusta mucho al lector y a mí me divierte – , sí que me inspiro en casos que sean reales. Me explico: en “Plomo en las alas”, el caso relacionado con la
manipulación genética y los abusos sexuales en centros de acogida de menores (o sea, el importante), es totalmente ficcional. Pero la subtrama del tráfico de ataúdes de segunda mano en un tanatorio y la cremación ilegal de cadáveres, que también tiene su enjundia en la novela, sí que está inspirado en sucesos ocurridos recientemente en España, aunque no en Córdoba.
La serie del inspector Benegas está ambientada en su ciudad, Córdoba. Da la sensación de ser un pueblo grande en el que todo el mundo se conoce, más que una capital de provincia. ¿Cómo la definiría?
No, no qué va; no es un pueblo grande. Córdoba tiene ahora mismo 322.000 habitantes. Hombre, no es como cuando éramos la ciudad más importante del mundo junto a Damasco, allá por los siglos VIII y IX (se calcula que la Córdoba califal tenía más del doble, unos 700.000). Creo que es la decimosegunda o decimotercera ciudad más grande de España. Sí es cierto que no es una gran metrópoli, y ojalá
nunca lo sea, porque yo creo – y el inspector también lo afirma varias veces – que Córdoba es una ciudad perfecta: lo suficientemente pequeña para verte o encontrarte con quien tú quieras…, pero lo suficientemente grande para no tener que encontrarte continuamente con quien no te apetece ver.
¿Cree que en el mundo real es posible escapar de las redes de influencias y de los intereses políticos y comerciales cuando una persona va contra corriente, como es el caso de Benegas?
Es muy difícil. Muy, muy difícil; eso lo sabemos todos. Ir contra corrientes es ir contra los intereses creados y las dinámicas ya establecidas. Y cuando te mueves en determinados círculos y ámbitos profesionales – dígase esos dos que tú mencionas, o en el mundillo empresarial, financiero o económico – es prácticamente imposible. “Sólo ante el peligro” es una película muy chula, pero es sólo eso: una película. Y no a todo el mundo le sientan tan bien dos pistolas como a Gary Cooper.
¿Habrá más aventuras del inspector?
Creo y espero que sí, que habrá más. “Plomo en las alas” es ya la tercera entrega protagonizada por el inspector, pero no me tomo yo esta novela como el cierre de una trilogía; ni mucho menos. Escribiré las novelas que tenga que escribir con el inspector como protagonista. No sé cuántas más: si una, o dos o… ¡Váyase uno a saber! Lo que sí te puedo adelantar es que la próxima que escriba no será policíaca. Quizás
sea una thriller histórico, con el marco temporal del siglo de Oro español y mi ciudad de Córdoba también como protagonista fundamental en el desarrollo de la trama.
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