¿Qué intereses geopolíticos perpetúan el eterno conflicto en Israel?

El 29 de noviembre de 1947, la recién nacida ONU decidió dividir Palestina en dos territorios, ofreciendo un hogar a los judíos dispersos por Europa tras el Holocausto nazi. Poco después, el 14 de mayo de 1948, nacía el Estado de Israel. La reacción de los países árabes vecinos fue inmediata: no aceptaron su creación.

Desde entonces, el conflicto ha sido constante, guerras y resoluciones de la ONU sistemáticamente incumplidas, mientras la creación de un Estado palestino sigue siendo un desafío de difícil resolución.

Hoy, Israel es un Estado poderoso, con un desarrollo tecnológico y militar considerable. A través de diversos conflictos, ha tomado control de casi toda Palestina, incluidos los Altos del Golán, gran parte de Cisjordania y una significativa parte de Jerusalén, quedando fuera solo la Franja de Gaza.

El terrorismo continúa moldeando la situación, mientras el pueblo palestino, atrapado entre fuerzas opuestas, espera una solución que parece no llegar nunca.

En Israel. Historia de una guerra permanente (Sekotia, 2024), Eduardo Olier nos presenta una visión detallada y fundamentada de este conflicto, respaldada por testimonios de protagonistas históricos que ayudan a comprender los eventos pasados y los posibles escenarios futuros.

¿Por qué parece imposible alcanzar una paz duradera? ¿Qué intereses geopolíticos perpetúan este estado de conflicto continuo? El mundo actual se presenta dividido en dos bloques: Oriente y Occidente en su lucha constante, mientras el sur global toma partido. Y una vez más, el futuro del mundo parece depender del destino de Palestina, con la guerra en la Franja de Gaza como epicentro de un entramado cada vez más complejo.

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