¿Qué significó para ti recibir el Premio Ateneo Joven de Sevilla con tu primera novela, Mareas de aceite?
Arrancar mi andadura como novelista de la mano de semejante premio supuso el mayor orgullo de mi vida, y llegó como la confirmación a una sospecha: si concibes un mensaje dentro, escríbelo, que ahí fuera hay lectores que celebrarán con cariño todo esfuerzo y talento. Seguiré adelante mientras tenga historias que contar, pero jamás olvidaré quién me dio el impulso.
Vera, la protagonista, enfrenta una situación extrema que le obliga a replantearse sus privilegios y a ver el racismo desde otra perspectiva. ¿Qué te llevó a desarrollar un personaje con este arco tan desafiante?
Coincido con H. P. Lovecraft en que «el tipo de miedo más antiguo y fuerte, es el miedo a lo desconocido», y achaco el racismo que tanto denuncio en mi novela a esa falta de interés por mantener conversaciones auténticas con los migrantes que arriban a nuestras costas. Vera les rehuía como la que más por haber experimentado los coletazos de aquel rechazo desde niña, pero al ver que sus destinos se entrelazan por la fuerza, irá poniéndole su nombre a las cosas y perdiendo el miedo que tenemos todos a admitir que nos hemos acostumbrado a deshumanizar a la gente para minimizar el hecho de que estamos dándoles de lado. Era un arco tan desafiante como necesario.
La inmigración y el drama en el Mediterráneo son temas centrales en Mareas de aceite. ¿Qué esperas que los lectores reflexionen sobre esta problemática al leer tu novela?
Que ninguno hemos escogido dónde nacer ni elegiríamos fenecer en el Mediterráneo por voluntad propia. Es un acto desesperado y hay que ahondar en los motivos. Como mínimo, confío en que a través de la novela los lectores reconozcan lo afortunados que son de no haberse visto obligados a abandonar su hogar y viajar al extranjero más que para irse de vacaciones, y que, a partir de esa nimiedad, empaticen y den oportunidades reales a las personas que quieran prosperar y adaptarse a la vida en España. Porque solas, no pueden. Si la situación fuera a la inversa, ¿no estarían deseando que se les tendiera una mano? Faltan cañas de pescar en lugar de palos.
Sabemos que tu formación en Derecho y tu experiencia como guionista influyen en tu obra. ¿De qué manera tu trasfondo profesional aporta a la narrativa de Mareas de aceite?
Al conocer la legislación española y algunas de las disposiciones internacionales de primera mano, comprendo algo mejor lo limitadas y volátiles que son nuestras leyes en estos casos, y buscaba remarcar con la historia de Samba, de Nadhira y de tantos otros que hay valores como la dignidad y la propia vida que deberían prevalecer por encima de cualquier careo político. Por otro lado, la novela bebe en gran medida del guion al ser tan visual, y siempre agradeceré el haber cursado el Máster de Guion de Ficción para Cine y Televisión en Salamanca de la mano de profesores como David Muñoz y rodeada de los mejores compañeros (los «panitas»), porque fueron el impulso que necesitaba para comenzar a darle vida y estructura a mis historias.
¿Cuál es tu proceso para crear una historia que mezcla realismo social con una narrativa ficticia tan potente? ¿Realizas investigaciones previas o te basas en experiencias personales?
La idea surgió como homenaje a una figura de mi infancia que nos trajo el mar, y también, a la charla mantenida con una buena amiga del teatro. Sin embargo, la mayoría de los eventos que acaecen en la novela han venido inspirados por testimonios de víctimas reales que han sufrido odiseas todavía peores y copan cada día nuestras noticias y redes sociales. Vivimos bombardeados de información, pero saber filtrarla para encontrar verdades como puños es un acto que requiere paciencia y sensibilidad. Sus historias están ahí fuera, solo precisan de voces que estén dispuestas a narrarlas para que lleguen a más gente, y editoriales y premios literarios lo bastante humanos como para darles cabida.
Además de Mareas de aceite, ¿puedes adelantarnos algo sobre tu próximo proyecto literario?
Solo puedo deciros que la siguiente novela continuará en la tónica de la ficción social, aunque estará ambientada lejos de nuestras costas. Los lectores se aproximarán a una temática que ahora percibimos como un eco pero podría devastarlo todo en unos años. Esperemos que su acogida sea tan positiva como la de Mareas de aceite.
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