Nacho Bañeras, autor de “Actitud estoica”: “Los estoicos entendían que una vida virtuosa, entre otras, es justa”.

Nuestro foco de atención está mayoritariamente dirigido hacia fuera, pensamos constantemente y nos cuesta parar de hacerlo y esto nos produce un creciente des­asosiego. En Actitud Estoica (Siglantana, 2023) el doctor en filosofía y profesor de yoga Nacho Bañeras nos propone mirar hacia den­tro y, desde la calma, la reflexión y la meditación, encontrar algunas de las respuestas a nuestras vidas.

Ser coherentes con la naturaleza es el principal lema del estoicismo. Una filosofía que ha sido de las más estudiadas por todos aquellos que han buscado alguna vez la receta de la felicidad.

De autores clásicos y propiamente estoicos como Séneca o el emperador Marco Aurelio a pensadores fuertemente influenciados por ella como Michel de Montaigne, Montesquieu o Quevedo, la filosofía Estoica no ha estado nunca de estar presente en la historia del pensamiento occidental.

El libro “Actitud Estoica”

Actualmente, el estoicismo sigue influyendo en la fi­losofía. Se investigan los paralelismos que mantiene con el budismo, se celebra la Stoic Week… y esta filosofía vive un segundo renacer, pues son muchos los que buscan en ella respuestas a un mundo que cada vez se mueve y cambia más rápido y de cuyo desasosiego es difícil escapar.

Actitud Estoica no es un manual sobre la escuela estoica, sino una guía para conseguir adaptar el pensamiento estoico a las situaciones y la forma de vida actual.

Entrevista con Nacho Bañeras

¿Por qué cree que sigue gustando tanto la filosofía de la Grecia helenística a los lectores actuales?

La filosofía helenística, como en general la filosofía clásica, ofrece respuestas a preguntas que a día de hoy nos seguimos formulando. ¿Qué es la felicidad? ¿Cómo llegar a ella? ¿Quién es el ser humano?, etc.

Quizás, la filosofía antigua mantiene un lenguaje más accesible, sencillo sin perder en profundidad, que la filosofía contemporánea y, fundamental, no ha perdido de vista, como sí ha hecho parte de la filosofía moderna y actual, que ha de mantenerse ligada a la cotidianidad de la personas.

Para las escuelas helénicas lo fundamental de la filosofía no era tanto teorizar sobre el mundo como sí vivir de una forma filosófica.

¿Hay alguna correlación histórica entre el periodo en que nace el estoicismo y la actualidad? ¿Tiene que ver ese interés con que sea una filosofía nacida en tiempo de cambio e incertidumbres?

Efectivamente, hay similitudes entre el nacimiento y desarrollo de las escuelas helénicas y nuestra actualidad. Ambos momentos comparten la sensación de ser épocas en tránsito, con disparidad de discursos y valores que generan confusión y sensación de estar perdidos.

En este sentido, el hecho de que el estoicismo “sólo” se ocupe de vivir filosóficamente permite que despliegue una filosofía y un conjunto de valores sencillos que pueden ser un refugio para el desaliento y la confusión generalizadas.

¿Cómo cree que reaccionaría un estoico clásico en una sociedad marcada por la presión de las redes sociales, de aparentar una vida perfecta, …? ¿Qué le diría a los jóvenes que crecen con esa presión?

Primeramente, señalando nuestro desasosiego, nuestra dependencia tecnológica y hacia la opinión y mirada ajena, también mostrando nuestra constante fluctuación anímica.

Seguidamente, criticando de nuestro contexto la valoración de lo económico, de la productividad, de lo material y, a la vez, la cada vez más extensa precarización de la vida humana.

Finalmente, de una forma resumida, mostrándoles el camino hacia una vida virtuosa que equiparán y entienden como una vida feliz.

¿Y qué le diría a los padres y madres que sufren largas jornadas laborales, problemas para llegar a fin de mes, problemas para conciliar…?

Creo que un hecho que caracteriza nuestro presente es que hemos interiorizado un malestar que no es nuestro, sino que es del contexto, del sistema.

A día de hoy, hay un conjunto de problemáticas que tienen su origen en dinámicas económicas y sociales sobre las que, no obstante, se responsabiliza al individuo. Señalarlas como tales y encontrar vías para solucionarlas implica a la vez cuestionar los valores y dinámicas de nuestro propio sistema.

Los estoicos entendían que una vida virtuosa, entre otras, es justa. Nuestro mundo no es justo, no es virtuoso, y podría dedicar más tiempo y recursos para hacerlo posible.

Cada vez vivimos de una forma más precaria, así que quizás haya que volver a pensar y actuar teniendo en cuenta lo colectivo, lo común, porque, entre otras, hay aquí una fuerza que puede ayudarnos a transformar nuestro presente.

A nivel de implicación política, el estoicismo –al contrario que los epicúreos− sí defendían la participación en la vida pública. ¿Se puede ser político y estoico? ¿No es imposible con la polarización creciente y en un mundo cada vez más partido en bandos?

Creo que la política tiene hoy más de gestión económica que de política. A la vez, la política muchas veces se deja llevar por intereses de partido o individuales y se aleja del compromiso hacia lo social que la caracteriza.

También creo, y esto es algo sobre lo que el estoicismo nos puede ayudar, que es preciso recuperar cierta serenidad y capacidad de escucha, junto a la necesaria tarea de asumir que no siempre llevamos la razón. Humildad, serenidad y escucha me parece que podrían ser características de un buen político y qué mejor que el estoicismo para enseñárnoslas.

Precisamente a nivel social y político, el mensaje del estoicismo de fe en el destino, ¿puede ser confundido con conformismo? ¿No hay un mensaje de resignación en el mensaje estoico de que todo pasa por algo?

Para parte del estoicismo todo está predestinado. Sin embargo, ¿quién conoce este destino? Nadie.

Sin este conocimiento, para saber qué aceptar y qué transformar, a menos que no quede claro de entrada, y son las menos de las veces, nos es imprescindible la experiencia. Sólo a través de probar iremos viendo qué debemos aceptar y qué queremos cambiar. La vida nos invita a un camino de aprendizaje que, a la vez, va cincelando nuestra actitud y carácter.

Aceptar aquello que no podemos cambiar no es resignarse, ni tampoco conformarse. Aquel que acepta aquello que no está bajo su control, se frustra de la idea que tenía, de sí mismo o del mundo, y debe modificar algo de su cosmovisión. Esta modificación, este cambio de perspectiva, es aquello que diferencia la aceptación de la resignación o conformismo en el que no hay propiamente una metanoia (conversión de la mirada)

Usted es también profesor de yoga. ¿Hay un fondo oriental en el estoicismo? Pienso por ejemplo en la idea de la Bhgavad Gita de participar en la batalla, porque es tu deber, pero sin poner el corazón en ella.

Hay similitudes entre el estoicismo y ciertas tradiciones orientales, como el hinduismo y el budismo. No se puede descartar que hubiera cierto contacto entre ellas e influencia. Pensemos simplemente en el hecho de que Alejandro Magno tuvo contacto con la tradición brahmánica en el s. IV a.C, fecha en la que se gestan los inicios del estoicismo y al que acompañaba Pirrón de Elis, representante del movimiento o escuela escéptica.

De estas similitudes, me gustaría destacar aquella que entiende que el ser humano puede desplegar su naturaleza más excelsa a través de una práctica de vida. Creo que es una idea que hemos olvidado o ha quedado eclipsada por nuestro contexto y valores materialistas que, pese a sus promesas de felicidad, no son capaces de llenar la sensación de vacío con la que a menudo nos experimentamos.

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