Crónica de una Europa desaparecida

“Últimos días en la vieja Europa” (Catedral, 2023), el libro con el que Richard Bassett nos lleva de viaje por la centroeuropa previa a la caída del muro, hace pensar casi inmediatamante en colosos como Magris o Sebald. También, por la nostalgia con que ambos afrontan su tema, en Von Rezzori, quizá el gran novelista de la Europa que pudo ser y se perdió.

Aunque el libro de Bassett no es ficción, aunque sí narración. Oscila, como las obras de Magris y Sebald en la confluencia de géneros. Libro de viajes, sí, pero también crónica, ensayo, narración de encuentros y desencuentros, descripciones casi poéticas.

Todo comenzó en 1979, cuando Bassett realizó el primero de sus viajes por el corazón de la mitteleuropa. De Trieste a Praga y de Viena a Varsovia, el viaje tiene algo también de peregrinaje y, en lo literario, de colección de personajes: aristócratas venidos a menos, gánsteres, espías, diplomáticos, pensadores… un caleidoscopio de la vida al otro lado de un telón de acero que, aunque entonces no lo pareciese, tenía los días contados.

Todo el libro está atravesado por la mirada del buen cronista que Bassett fue, del periodista que sabe no solo mirar, sino indagar. Y sobre todo, preguntar. La curiosidad es el motor de este libro en sus mejores momentos. Por ejemplo, el del encuentro con el último representante de la KGB en Praga, poco antes de que la URSS pasase a ser un producto de la Historia. O, por ejemplo, el funeral por el Rey Nicola de Montenegro al que el periodista británico asiste entre la multitud. Suena la Marcha fúnebre de Chopin interpretada por una banda naval vestida de blanco y una unidad de guardias montenegrinos desenvaina sus sables. Y parece que es una idea de Europa lo que se está enterrando.

El libro recupera para los lectores esa Europa desaparecida, con la veracidad del testigo y la tensión de un buen novelista.

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