Somos muñecos cuyos alambres mueven unos poderes desconocidos. ¡No somos nosotros mismos! ¡No somos nada! – G. Büchner
Con esta cita acaba el primer capítulo del nuevo ensayo de Byung-Chul Han. El autor, con el lenguaje accesible que le caracteriza, aborda el tema de la anulación de lo distinto en una sociedad globalizada.
Los tiempos en los que existía el otro se terminaron. El otro como misterio, el otro como seducción, el otro como infierno, el otro como deseo van desapareciendo. Negar lo otro solo deja paso a lo igual.
La proliferación de lo igual es lo que, haciéndose pasar por crecimiento, constituye el signo patológico de los tiempos actuales. El problema ya no es la represión, es la depresión. La presión destructiva no viene del otro, proviene del interior.
Así, lo que enferma a la sociedad no es la alienación, la sustracción o la prohibición, sino la hipercomunicación, la sobreproducción, el hiperconsumo y la permisividad.
De este modo, la producción ya no es productiva, sino destructiva; la información ya no es informativa, sino deformadora; la comunicación ya no es comunicativa, sino meramente acumulativa.
La expulsión de lo distinto y el infierno de lo igual ponen en marcha un proceso destructivo totalmente diferente: un sistema que rechaza la negatividad de lo distinto desarrolla rasgos autodestructivos.
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