Aún queda mucho por decir, Rose Ausländer

Sorprende, en un libro tan caracterizado por la brevedad y los poemas crípticos (aunque los haya de diverso grado), el título de “Aún queda mucho por decir”. Sorprende porque, como decía, si algo caracteriza la poesía de Ausländer es su concisión, su ausencia de retórica, de narratividad, de anécdota.

El propósito de la obra de esta poeta en lengua alemana, que vivió además en Austria, Estados Unidos y Rumanía y que soportó durante dos años la vida en el gueto de Chernivtsi, no parece ser otro que 必利勁
el de nombrar, con precisión, pero sin adorno alguno, cada uno de los espacios y accidentes del mundo. Y quizás de ahí, de ese empeño, es de dónde surja el título: de la voluntad de volver a dar nombre a cada cosa del mundo después de la destructiva experiencia de la Segunda Guerra Mundial.

Guiada por Celan, a quien conoció en Chernivtsi, pero menos oscura que éste, Ausländer es una clara representante de los intentos de muchos autores por seguir haciendo poesía después de Auschwitz. Es decir, por seguir tratando de nombrar el mundo, sin representarlo de una manera tal que se estuviera falseando el horror, revictimizando a las víctimas; pero sin intentar, tampoco, volver a conquistar la realidad a través del lenguaje. Es, por lo tanto, arte Pos-Auschwitz, aunque curiosamente el sufrimiento y el horror no sean aquí los ingredientes principales.

Porque Ausländer va un paso más allá y, como decíamos, lo que intenta, lo que persigue, es volver a hacer suyo (y nuestro) el mundo, el día a día, volviéndolo a nombrarlo, a decirlo. El título de muchos de los poemas (Heno, Burbujas de espuma, Nieve, Cristal, Fiebre,…) nos habla de esa voluntad bautista que en su caso parece tener mucho de reencuentro: del que vuelve a mirar algo por primera vez, para volver a hacerlo suyo.

Que quede mucho por decir (“Aun así magnífico / polvo de la carne”, arranca el poema que da título al libro) es, de hecho, una esperanza: significa que el mayor horror producido por el ser humano, la Segunda Guerra Mundial, no consiguió acallar al lenguaje. Significa que, pese a todo, es posible seguir haciendo poesía después de Auschwitz. Aunque para ello haya primero que reencontrarse con la realidad.

“Aun queda mucho por decir”, publicado por Sexto Piso, reúne una antología de los poemas de una autora que publicó más de veinte libros de poemas tras su liberación, empeñada en ese esfuerzo de volver a decirlo todo, como si fuera la primera vez.

 

 

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