Musashino de Doppo Kunikida

Analizamos esta colección de relatos editada por Ardicia

Musashino es una colección de relatos que, partiendo de uno primero y que es el que proporciona el título a la obra (curiosamente, a nuestro modo de ver, el más modesto en cuanto a resultados) realiza un canto a la naturaleza en la linea de la escuela naturalista-romántica, tal como la define James Cahill en el magnífico y útil prólogo que acompaña a esta obra y que ayuda a situarla en su contexto.

musashino-doppo-kunikidaEl naturalismo-romántico hay que entenderlo como un intento de representar fielmente la naturaleza humana y su entorno, pero viendo sobre todo en ese entorno natural (sobre todo, en el rural) una belleza que es manifestación de lo divino, de la unidad.

Podríamos situar, así, a Kunikida en la senda de lo que en Europa representaron autores como Hamsun o Herman Hesse (pienso en un libro como “El caminante), es decir, en la senda de autores pos-románticos, para quienes la naturaleza era el último refugio frente a un mundo que se industrializaba a marchas forzadas.

Sin embargo, frente al optimismo de Hamsun, y de alguno de los relatos de Hesse, como apunta Cahill en Kunikida sorprende la tendencia a dejar a sus personajes, al final de la historia, en cierto estado de desesperación o, cuando menos, de incertidumbre e impotencia. Como dice Cahill: “Esta costumbre de crear situaciones complejas y luego dejarlas sin resolver parece ser también una característica de la moderna construcción de tramas en la literatura japonesa”.

En cualquier caso, tal costumbre no juega aquí en contra de la historia. Al contrario, por su brevedad, por su sencillez y por su pasión, los relatos de Kunikida adquieren la profundidad de los mejores poemas japoneses (pensemos en Basho), sin renunciar, por ello, ni a lo narrativo ni a la descripción de caracteres. Algunos de sus relatos, como por ejemplo el titulado “El viejo Gen”, están más cerca de Conrad (por su descripción psicológica del personaje y la precisión en la narración) que del romanticismo europeo. Mientras que otro, titulado “Carne y Patata”, con su descripción de una velada en un salón de la alta sociedad, recuerda al mejor Balzac.

Con todo, y aunque esos dos relatos son realmente buenos, si tuviéramos que elegir uno nos quedaríamos con “Pájaro de primavera”, una dura, tierna y maravillosa historia sobre la vida de un niño con problemas mentales en una sociedad que está comenzando a dejar atrás el atraso económico, pero para la cual niños como ése son, todavía, una carga.

En general, dureza, ternura y precisión poética presiden todos los relatos de Musashino, y lo convierten en un libro que, en su brevedad, se vuelve grande, inmenso. Un libro muy recomendable.

 

 

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