La canción helada, de Linn Ullmann

Analizamos esta novela editada por Galaxia Gutenberg

Aunque comienza con el descubrimiento de un cadáver, “La canción helada” no es una novela policíaca ni se edifica en torno al misterio o la investigación criminal.

La mayor parte de la acción transcurre en una casa (Mailund) situada en un pueblo cercano a Oslo: pueblo con muchos habitantes en verano, pero prácticamente abandonado en invierno. Es en verano, precisamente, cuando vemos regresar allí a Siri, cocinera y madre de dos niñas; Jon, su marido, un escritor en horas bajas y las dos hijas de ambos. Con ellos viaja, por primera vez, Mille: una joven niñera deseosa de cambiar su vida y que está encargada de ser la niñera de las hijas de Siri y Jon. Las habitantes habituales de Mailund son Jenny (madre de Siri, antigua librera y alcohólica) e Irma, una mujer a quien Jenny ayudó a escapar de los malos tratos y que ahora se ha convertido en la más fiel servidora/acompañante de la antigua librera.

Ullmann (que ya tuvo cierto éxito en España con “Antes de que te duermas”; Mondadori, 2000) nos va descubriendo, poco a poco, los secretos de todos estos personajes. Los de Jon, un escritor infiel, que sobrevive a base de mentiras (no sólo a su propia mujer, sino también a su editora, a otras mujeres,…) y que oscila entre la autocompasión y la insatisfacción perpetua; Alma, la hija mayor de Siri y Jon, una adolescente inestable, contestona y con ataques de ira; Jenny, una mujer incapaz de comunicarse con su propia hija desde hace años… y tras todos ellos, dos muertes que lo impregnan todo. La más antigua la del hermano pequeño de Siri, Syver, que se ahogó en un lago cuando ambos eran pequeños y Siri estaba al cargo; muerte de la que Jenny y Siri se culpan mutuamente, sin decírselo. Y la segunda, la de la joven Mille, a quien muchos pudieron ayudar a salvarse de tan trágico final, pero a quien todos, por una razón u otra, ignoraron.

Esas dos muertes determinan todo lo que ocurre en esta historia que avanza y retrocede para repartir culpas, narrar rencores, describir sueños o esperanzas caducados y advertirnos de que, acaso, no haya nada más destructivo para nosotros y para quienes nos rodean que el intento d perdurar iguales, fieles a una idea de nosotros mismos que, de tan lejana, acaba siendo deshonesta y cruel.

Narrada en tercera persona, pero tomando el punto de vista de los diferentes personajes la obra compone, a base de pequeñas escenas, no la historia del asesinato de Mille y su porqué (o no fundamentalmente) sino, sobre todo, la vida de la familia de Siri y Jon.

El resultado es un gran cuadro de vidas rotas, traumas infantiles y pequeñas miserias que tuvieron en Mille a una víctima casi casual. La culpa y un sentimiento de asfixia (de malestar) recorren toda la novela, haciendo que una lectura agradable por su forma, se convierta en un ejercicio a veces trabajoso, por los sentimientos que transmite. Una asfixia que, aunque fácil de hacer, es necesario relacionar con Ingmar Bergman de quien Ullmann (también actriz) es hija.

Y es esa indagación en el porqué; esa tesis de que son las pequeñas rozaduras de la vida, los cortes más o menos profundos que causa el tiempo, los que nos van ennegreciendo hasta volvernos corruptos, hipócritas y hasta criminales; ese no contentarse con la existencia del mal y dedicarse, sólo, a la narración de una investigación policíaca es el gran mérito de “La canción helada”. Es ese ir desvelando, poco a poco, la herrumbre que antes y después de la muerte de Mille (y en parte a causa de ésta) ha ido aposentándose en la casa de Siri y Jon lo que hace atractiva la novela. Un atractivo culpable, pues las pequeñas miserias de los personajes se parece bastante a la de cualquiera de nosotros, aunque sus consecuencias, a veces, sean más catastróficas.

En la otra cara de la moneda, encontraríamos, la aparición de un asesino “casual” o de ocasión, fruto del desinterés por el crimen en sí del que ya hemos hablado; lo que hace que la trama, por momentos, pierda foco y pueda desorientar a un lector que no esté dispuesto a dejarse llevar por una novela poco convencional.

Muy recomendable, en cualquier caso, para quienes gusten de las obras sobre familias a las que el día a día, con sus complicaciones y dificultades ha ido destrozando (sin que puedan, por ello, separarse: he ahí el castigo y el nudo); no tanto, como decíamos, para quienes esperen un thriller al uso.

 

 

 

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