Analizamos este work in progress de Vasilis Vasilicós editado por la editorial Hoja de Lata
Se hace difícil tanto resumir como definir este proyecto —claramente experimental— que Vasilis Vasilicós levantó a mediados de los setenta en torno a la figura de su alter ego Glafcos Zrasakis (que a la vez es el heterónimo de Lazaros Lazaridis). Estamos (o eso parece en primera instancia) ante un trasunto de biografía de Zrasakis, uno de los escritores más conocidos de Grecia, quien desapareció hace ya años en extrañas circunstancias, al parecer, a manos de unos caníbales en Papua Nueva Guinea.
El argumento y la estructura se hacen más fáciles de entender si pensamos en cada capítulo como un “todo” al que se han ido añadiendo nuevos capítulos que aclaran, amplían o, incluso, contradicen los anteriormente dicho, pero sin anularlo. Porque como apunta el propio autor/biógrafo:
“era una investigación centrada en el tema, evidentemente, pero más torpe. Como un libro escrito en braille. Haciendo indagaciones, encontraba continuamente pruebas que trastocaban lo anterior y no tenía intención de organizarlo todo en un sistema […] porque entonces contravendría el método de vida fundamental de mi propio héroe […]. Iba, en suma, de un lado para otro, acercándose incluso a historias que no tenían nada que ver con el hilo central”
Seguimos así, y a través de este método, desde las especulaciones sobre su muerte y hacia atrás, y de manera deshilachada, la vida de Zrasakis. Lo vemos en su infancia, en sus inicios marxistas, durante su apoyo a los Ustacha croatas (traicionando todas sus creencias políticas) por causas no del todo claras, y un largo etcétera. Intelectual afín al pueblo, pero sin contacto con lo popular; solitario, contradictorio, cuesta acercarse a él y, desde luego, el método de acercamiento elegido —la biografía analítica y con múltiples hilos secundarios— no lo facilita.
A través del análisis de una supuesta obra de Zrasakis —”Diario del regreso”— asistimos, por ejemplo, a un momento clave en su vida y en el libro: los meses siguientes a la vuelta de Zrasakis a Grecia tras tener que haber huido a causa del “cólera”, es decir, del fascismo. Las reflexiones en torno al papel y a la vida del exiliado (pero también del exiliado que “regresa”, sin sentirse ya en casa pues el tiempo que ha permanecido fuera es una brecha demasiado grande) ocupan buena parte del libro y pueden ser claramente entendidas por quienes tengan unos mínimos conocimientos de lo que el exilio supuso también para la cultura española.
Entre los hilos secundarios que pueblan esta novela/biografía cabe destacar dos. Por un lado, el análisis extendido y detallado de algunos supuestos relatos y libros de Zrasakis, destacando algunos como “la cueva” o el que narra la historia de “Livio”. El biógrafo utiliza para acercarse a todos ellos un mismo sistema: una sinópsis acompañada de un posterior análisis simbólico. De este modo nos permite acceder indirectamente a unos relatos imaginativos y profundos, aunque es verdad que esa sensación de “profundidad” puede proceder, en muchos casos, del “truco” narrativo empleado: que alguien te “descubra”, al explicártelos, que magníficos son ciertos relatos (al tiempo que te hace creer que has sido tú quien te has dado cuenta). Si esos relatos hubieran superado una lectura directa es, por otro lado, una pregunta estéril, ya que nunca fueron escritos.
El segundo hilo a destacar es el procedente de la identificación biógrafo-biografiado, que va ganando peso a medida que avanza el libro. Acaso porque esa identificación trata de esconder algo “más terrible” (y en cierto modo, más real) o tal vez, y simplemente, porque se trata, como en cualquier novela, de escribir para ser “otro”, para experimentar otra vida y también para, así, hacer aquello que no puedes o no te atreves a hacer en la vida “real”.
Las referencias continuas a la historia y a los personajes griegos hace que a veces, eso sí, sea un poco difícil seguir las referencias del biógrafo/Zrasakis, echándose en falta unas notas más amplias, que ayuden a situar no sólo el contexto, sino también algunos términos (como el “cólera” que mencionábamos arriba y que sólo a mitad de libro nos enteramos que es la manera de referirse al fascismo griego).
Estamos, en fin, ante un libro de experimentación, que trata de mantener la atención (sin conseguirlo en todo momento) con el misterio que rodea la supuesta muerte de Zrasakis, que está relacionada con los movimientos nacionalistas de los Balcanes, y que lleva al límite, mientras los mezcla, tanto el concepto de novela como el concepto de biografía.
No es, desde luego, una novela para lectores de solapa y sí para aquellos que estén dispuestos a dejarse llevar por entre los muchos y, a veces lentos, meandros de la prosa de Vasilis Vasilicós. Es, también, un libro para comprobar que, más allá de los corsés en los que se quiere constreñir la ficción narrativa, ésta todavía tiene caminos que recorrer y propuestas arriesgadas que ofrecer. Es, por último y desde luego, una obra que resulta difícil de juzgar con los parámetros normales y a la que deberán acercarse todos aquellos que (más allá de su coincidencia con la propuesta de Vasilicós) deseen descubrir otra forma de construir una ficción.
Una obra que, cuando menos, consigue esto: que no sepamos donde colocarla, ni cómo sentirnos ante ella. Lo que habla muy bien de su originalidad y de la apuesta por las obras arriesgadas de Hoja de Lata.
Lo poco que sé de Glafcos Zrasakis. Vasilis Vasilicós. (Ed. Hoja de Lata). PVP: 22,9 €
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