Jaime Gil de Biedma, Diarios 1956-1985

Lumen ha publicado la versión completa de los diarios del poeta catalán, en una magnífica edición al cuidado de Andreu Jaume, uno de los grandes conocedores no sólo de la vida y obra de Jaime Gil, sino también de aquel grupo poético de Barcelona del que él formaba parte, como lo demuestra el hecho de que suya haya sido también la edición de las memorias de Carlos Barral, también recientemente editadas por Lumen.

Ya decíamos al conocer la noticia que la publicación de los diarios de Gil de Biedma suponía, por la importancia literaria y social del personaje, uno de los acontecimientos culturales del año. Pero ¿qué hemos encontrado en ellos? ¿Justifica el contenido la expectativa?

A grandes rasgos, podemos decir que sí. El primer diario, el de 1956, nos muestra a un Jaime Gil todavía joven, que narra su primer viaje a Filipinas como abogado de la Compañía de Tabacos, su regreso a España y su larga convalecencia en La Nava enfermo por una tuberculosis a la que no es difícil suponer su origen en los excesos del poeta. Por su variedad, por su profundidad, por su honestidad y, sobre todo, por lo que de importancia tendrán tanto el viaje como la convalecencia para la futura vida del escritor, este diario es quizás la piedra angular del libro. Aun contando con una parte, como es el Informe Sobre la Administración General en Filipinas que poco o nada aporta al libro.

El siguiente diario, el correspondiente a la creación de Moralidades, uno de los dos grandes libros poéticos de Biedma, recorre el período de 1959 a 1965. En el lapsus transcurrido entre el anterior diario y éste, Jaime Gil se ha conformado definitivamente como poeta. De modo que el autor que emprende la creación de los textos reunidos en Moralidades y el que se expresa en el diario paralelo es un autor al que vemos con una enorme conciencia de su arte, de su capacidad poética y también de la calidad del trabajo que tiene entre manos.

Este Jaime Gil poeta es ya un trabajador lento, concienzudo, capaz de convivir durante meses con un mismo poema, trayéndolo y llevándolo de acá para allá, probando variantes y modos, pero teniendo siempre muy claro el ambiente, el contenido y la forma que desea dar a cada poema. Un trabajador que contrasta con el hombre entregado a la fiesta, al alcohol y al sexo que también atraviesa estas páginas.

Como señala Andreu Jaume: este diario “es muy distinto , tanto en el tono como en la intención del Retrato, donde la actitud del poeta s algo arrogante y suficiente, a ratos incluso impostada […] es también un diario menos elaborado y más esquemático, donde Gil de Biedma no se preocupa tanto por la imagen que de sí mismo trata de ofrecer cuanto por lo que quiere averiguar, aprender y escribir”.

Si el de 1956 era el diario de la formación, sin duda el diario de Moralidades es el de la consolidación. En el siguiente, correspondiente al año 1978, nos encontramos ya a un Jaime Gil que no escribe poemas, que añade párrafos a su diario de manera poco continuada, que lleva una vida dividida entre el trabajo de oficina y el disfrute del amor y de su nueva casa en las montañas catalanas. Un Jaime Gil que, en su felicidad de enamorado, se manifiesta, en ocasiones, harto de una existencia que parece aburrirle e incluso molestarle. Hasta llegar a decir: “Lo que he descubierto ahora, siendo feliz, con una certeza que se ha ido haciendo cada vez más consciente, es que hay una parte de mí que ya no desea vivir mucho más”.

Palabras que se volverán en cierto modo contra él cuando, en 1985, contraiga Sida, viéndose obligado a permanecer hospitalizado en París durante unos días, periodo que recoge el último diario del libro.  En este texto, como en los anteriores, vislumbramos las luces y sombras de un ser no tan contradictorio, como múltiple o complejo: el Jaime Gil amante, el Jaime Gil poeta (que después deja de serlo), el Jaime Gil oficinista, el Jaime Gil bebedor, el Jaime Gil ambicioso de reconocimiento o que, después, lo rehúye.

Unos diarios, en suma, que nos permiten conocer un poco mejor, y a través de su propia voz, a uno de los autores más importantes e influyentes de la poesía española de los últimos cincuenta o sesenta años.

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